lunes



Las luces estaban apagadas y la ventana abierta cuando se asomó desde la cocina el cuerpo moreno apenas si reflejado por la luz de la vela que estaba sobre la mesa ratona. Con cuidado se sentó en el sillón y pasó la mano sobre el hombro de su princesa, quien como acto reflejo se dejó caer en su pecho inundándolo con el aroma dulzón de su shampoo.


- ¿ Pasa algo princesa?
- Pasa que no sé si esto es un sueño. Sí es así, no quiero despertar jamás… aunque eso sea imposible. Y como lo es, cuando me levante mañana te habrás esfumado.

Él se limitó a acurrucarla aún más entre sus manos. Le gustaba oír esos hilos de pensamientos antes de irse a la cama. Ella bostezó y continuó.

- Por otro lado, si esto es una realidad … si esto es una parte real, entonces puede terminar cuando cierre los ojos. No podré saborear ningún otro beso sino hasta mañana. Y no quiero separarme de ti ni por esas escasas horas en las que mi cuerpo me pide que duerma.

- Entonces, estás soñando despierta. - Le susurró a dos centímetros de distancia, jugando a retrasar por unos segundos un beso de cristal.

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