Pegó un salto desde el sillón y puso cara divertida mientras se acercaba a mí meneando sus caderas latinas.
- Primer acto.
Muero por robarte un beso.
Volvió a su lugar y se cruzó de piernas, era la señal de que me tocaba a mí. Imité su brinco y su manera teatral de avanzar.
- Segundo acto.
No dije nada más, la tomé del cuello con rapidez y le rompí la boca de un beso. Qué bien se le daba la actuación a mi princesa.
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