lunes

Él pasó cerca, sabiendo que allí estaba ella haciéndole una seña con los dedos para que se sentara a su lado. Escondió la vergüenza repentina en una sonrisa de medio lado y, tragándose la incomodidad por la garganta, se recostó junto a ella debajo del jazmín.
- Algo que me quieras decir? – Dijo en voz baja después de unos segundos.
- No, simplemente quería mostrarte algo – Respondió ella en el mismo tono de voz y luego cerró los ojos.
Él la imitó, relajando poco a poco cada músculo de su cuerpo en el silencio perfumado que los invadía. Pasaron así varios minutos, de esos en los que uno no sabe realmente cuánto tiempo transcurre.
Ves? – Volvió a hablar ella antes de mostrar los dientes. Y él lo entendió. Esa chica tenía razón, el silencio no significaba ausencia… mucho menos si el aroma dulzón a jazmín merodeaba por el ambiente.

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