jueves

Andaba descalza y sin problemas mi Nerea pecas de chocolate aquella mañana de domingo. El sol le bañaba los hombros y los labios los tenía rojos por demás, jugosos después de tantas fresas.

- Hay arándano, hoy estás para beberte todo de un saque. – “Y tú para absorberte de beso en beso” pensaba yo divertido, haciéndome el que te preparaba el desayuno. – Apuesto a que sabes perfecto con el jugo de frutillas.- Me rendí ante tus manitas que venían a abrazarme por detrás, dulces y vanidosas.

- Tu boca me convoca a comerte de un solo bocado, mi Nerea pecosa. – Te dije, olvidando por completo las medialunas y el café de la mañana para desayunarnos enteros en la cama.

(...)




Día 21 - Una canción que escuches cuando estás feliz.

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