sábado

No golpeaste a la puerta, entraste sin aviso y lo derrumbaste todo. Quebraste los esquemas y asaltaste mi soledad. Ahora vas derritiendo los miedos sin siquiera darte cuenta, e instalando en mi las ganas de extrañarte, de quererte, de perderme y reencontrarme en tu abrazo en plena madrugada.
No sabía que podía sentirte así, tan simple y rebuscado. Tampoco que podía sentirme así, tan rebuscada y simple; bajando la guardia cuando menos lo esperaba, dándole rienda suelta al qué vendrá.
Sos el sube y baja de emociones entrelazadas, el que conocido que es un extraño, el que sin saberlo me está devolviendo la inspiración para escribir, aunque sea sin sentido, sin principio o sin fin.

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