sábado

Creo que en estos momentos me vendría muy bien escaparme de mi misma. Abrirme paso sin piedad entre costillas y pulmones y salir a tomar aire fresco, no pensar. Ni siquiera verme desde otros ojos, buscar silencio... eso, silencio. ¿Alguna vez has tenido que pelear contra esa voz maldita y aguda que surge de algún lado y es intocable? Esa chillona y quisquillosa que no te deja ser, que te sube, te baja, da vueltas, frena, te retuerce, supera los límites y  hace que intentes hasta lo imposible por callarla; bueno, esa no se me despega, es mi sombra y mi condena. Mi  nube gris, mi muro de Berlín. Estoy siendo presa y víctima de mi misma y mis sinsentidos y no voy a pedir r e s c a t e porque no hay quien me saque de esta si no yo ( en las luchas con uno, uno tiene que ser el héroe).  Y con el paso del tiempo me he dado cuenta que no  tengo otra forma de escapar que no sea por mis dedos, que sea yo la que me vea , me lea me detenga de esta montaña rusa que no para, que da vueltas, que marea. Tengo náusea literal. 

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