jueves


Hoy, después de tanto tiempo, volví a caminar por la orilla del Riachuelo. No sé por qué razón había dejado de hacerlo, pero fue algo estúpido. Necesitaba escapar al otro lado, ahí donde los ruidos de Paseo Colón quedan en el pasado y el susurro del agua se mezcla con el acento de los pocos turistas que pasean ya pasadas las siete. Acomodé la bufanda a mi pecho semi desnudo y metí las manos en el tapado negro; el frío le hizo cosquillas a mis mejillas e inconscientemente curvé mis labios de una forma relajada.
Hoy, después de tanto tiempo, bajé las defensas y me dejé inundar por el fantasma de tu presencia. Venias conmigo, te mostraba las luces de la fragata, te contaba sobre la arquitecto del edificio más moderno, me invitabas un helado, dejábamos escapar sonrisas a la brisa helada. Tu silueta me acompañaba desde la superficie del agua y por fin mi sombra dejaba de sentirse sola. Hoy, después de tanto tiempo, imaginé una tarde juntos.

A veces es tan fácil pretender que nunca te fuiste.

1 comentario:

  1. Me dió hasta un pcoo de nostalgia por esas tardes que nunca compartí...

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