[…] Entonces su mejilla rozó la mía y cortó con todo el divague de preguntas. Duro. Seco. Fugaz. Perdido. Como su mirada. Acto seguido desde el sector izquierdo de mi pecho note cómo algo parecido a una navaja cortaba a una velocidad desconocida algo que había allí, algo que ya no siento y que no sé qué es. Fuese lo que fuese, ese algo presintió que en ese mismísimo instante mi mundo se venía abajo y que todo había terminado.
Sí, esa fue la última vez que lo toqué. Ese beso –más bien, ese choque de huesos – fue lo último que absorbieron mis moléculas. Y lo peor de todo, es que él seguía sintiéndose tan cálido como siempre.
Definitivmente espejos, algo así me paso hace poco....
ResponderEliminaruna especie de vació que no se sabe cuando se llenará otra vez.
beso