miércoles


[…]
Entonces su mejilla rozó la mía y cortó con todo el divague de preguntas. Duro. Seco. Fugaz. Perdido. Como su mirada. Acto seguido desde el sector izquierdo de mi pecho note cómo algo parecido a una navaja cortaba a una velocidad desconocida algo que había allí, algo que ya no siento y que no sé qué es. Fuese lo que fuese, ese algo presintió que en ese mismísimo instante mi mundo se venía abajo y que todo había terminado.

Sí, esa fue la última vez que lo toqué. Ese beso –más bien, ese choque de huesos – fue lo último que absorbieron mis moléculas. Y lo peor de todo, es que él seguía sintiéndose tan cálido como siempre.

1 comentario:

  1. Definitivmente espejos, algo así me paso hace poco....
    una especie de vació que no se sabe cuando se llenará otra vez.
    beso

    ResponderEliminar