domingo

Theo le clava la astucia en el cuello. Mara sonríe entretenida, sin verlo pero leyéndole la mente. Escucha la guitarra, siente su respiración recorriéndole la nuca. Él le canta y sus venas responden, como un imán, como si su voz fuese un hechizo.


Si tengo que morir espero que sueñe que contigo porque pensando en ti morirme será divertido.

Maldito, la tenía fascinada.





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